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  • Foto del escritorSebastián Arenas Alvarez-Calderón

ROMÁNICO


El románico es el primer estilo verdaderamente internacional desde la antigüedad clásica, llegando a expandirse por toda Europa occidental desde el Mediterráneo en el sur hasta Escandinavia en el norte. Como su nombre lo dice, está inspirado en una fuerte influencia del otrora imperio romano a través de sus restos arqueológicos, su relativamente reciente interés por parte de Carlomagno y la peregrinación. Este último es un fenómeno religioso mediante el cual los creyentes se trasladan hacia una reliquia en busca de la indulgencia plenaria. Para la época en la que se gestaron las cruzadas Jerusalén no era una posibilidad realista, por lo que todos los europeos centraron su mirada en Compostela, una pequeña ciudad gallega del norte de Asturias donde se decía reposaban los restos mortales del apóstol Santiago el mayor; hermano de Juan y amigo íntimo de Jesús de Nazaret.


Quizás una de las primeras preguntas que merecen respuesta sea la de cómo así llegaron los restos del Zebedeo a Galicia. Es obvio que vivió en Galilea con Jesús, e incluso el libro de los Hechos de los Apóstoles nos dice que fue mandado ejecutar por Herodes en Judea. Para esto se hace necesario un breve paréntesis sobre el Islam. Apenas unos años después de la muerte del profeta Muhammad (632 d.C.) y de que se sucedieran los gobiernos de los cuatro primeros califas, se establecieron en el poder los omeyas. Esta dinastía árabo-musulmana inició un proceso de expansión que los llevó a conquistar los territorios de Mesopotamia, Palestina, todo el norte de África e incluso la península Ibérica, cruzando por el estrecho de Gibraltar, fundando Al Andalús y arrinconando a los visigodos al norte de España. Pero en el 750 d.C. fueron derrocados por miembros del clan Hāshim, que muda la capital de Damasco a Bagdad e instala el Califato Abasí (J. Vergara, 2022). Los omeyas sobrevivientes huyen al rincón más lejano del califato, hacen secesión y fundan su propio emirato; acto que produjo uno de los espacios más bellos de toda la arquitectura mundial: la mezquita de Córdoba. Pero nos hemos alejado un poco del tema. A todo esto, Carlomagno había fundado en Aquisgrán el Sacro Imperio Romano Germánico (800 d.C.) y estaba ansioso por consolidar una Europa cristiana ante la creciente expansión del islam en el sur del Mediterráneo; de unificarla bajo un mismo idioma y una misma religión. En ese contexto surge la leyenda de Turpín, según la cual el apóstol se aparece al emperador en un sueño y le dice que siguiera un camino de estrellas que lo conducirían a su sepulcro. Sospechosamente parecido al de Constantino para mi gusto. Lo cierto es que si bien el franco se adentra en la península, solo consigue llegar hasta Valencia; territorio que luego sería recuperado nuevamente por los musulmanes. Sin embargo, ya desde el s. VI existía una tradición mediante la cual Santiago había predicado en Hispania, en el s. VIII se le menciona como protector y gobernante y finalmente cerca al año 830 d.C. el obispo Teodomiro de Iria descubre su sepulcro. En esta época reinaba en Asturias Alfonso II y de haber querido inventarse todo esto, seguramente lo habría hecho en Oviedo, su capital. Pero hasta antes de este momento el apóstol no era venerado en ningún lado y es a partir del mismo que será visto como el símbolo del restablecimiento visigodo y de la todavía incipiente reconquista de la península (cosa que no se concretaría sino hasta la llegada de los Reyes Católicos en 1,492 d.C.). Pero el camino de Santiago; es decir, la peregrinación a su lugar de sepultura ya había iniciado hacia el 950 d.C. con la llegada de Gotescalco de Le Puy, su primer peregrino y su fama no haría más que crecer (F. López, 2020). Dice el Códice Calixtino que para el 1,138 d.C. ya habían cuatro rutas que partían del sur de Francia y convergían en Compostela, Santa Fe de Conques, San Leonardo de Limos, San Saturnino de Toulouse y San Egidio; además de un total de sesenta y dos pueblos importantes y veinticinco ríos a visitar a lo largo de un peregrinaje de por lo menos trece jornadas. Es alrededor de esta época que surge el concepto del purgatorio y según Bolli (2015) el miedo de la población ante la posibilidad del fin del mundo con el cambio de milenio era un hecho. Por lo que puede que ante esta eventualidad el Obispo Pedro Suárez de Deza haya compuesto el programa iconográfico de la parusía y el juicio final que el Maestro Mateo habría se esculpir en el Pórtico de la Gloria; obra que cerraría la fachada occidental de la Catedral que se había comenzado a construir casi cien años antes.


El Pórtico de la Gloria (1,168 - 1,211 d.C.)


Aunque fue originalmente conocido como el Pórtico de la Trinidad, esta puerta fue concebida como un anticipo al reino de los cielos, mediante la cual Santiago asistiría a los peregrinos a la hora de su muerte (M. Castiñeiras, 2020). Pero no quiero adelantarme, veamos primero la composición general de la obra. El Pórtico de la Gloria es una portada abocinada románica de tres arcos y como tal cuenta con varias partes. Arquitectónicamente Mateo cambia el eje de la iglesia que antes era lateral, a uno de circulación longitudinal y sitúa al apóstol en los dos extremos de este: al final en sus reliquias y al ingreso en una escultura que ocupa la parte central del pórtico, en la mitad superior de un elemento llamado parteluz. En él, Santiago se ubica sentado sobre un capitel que representa la Santísima Trinidad en una tipología conocida como la Trinitas Paternitas; en la cual se representa a Dios Hijo sentado sobre el regazo de Dios Padre, bajo la paloma del Espíritu Santo. El parteluz soporta al tímpano, un elemento arquitectónico semicircular que corresponde a la forma del arco romano de medio punto y que en este caso representa la Parusía. De hecho, todo el hace referencia al libro del Apocalipsis. Directamente sobre Santiago está Cristo sentado en un trono “con aspecto de piedra” en el centro del cielo. Lo flanquean los cuatro evangelistas en sus formas humanas acompañadas de sus alegorías animales; “El primer Ser Viviente era semejante a un león [Marcos]; el segundo, a un toro [Lucas]; el tercero tenía rostro humano [Mateo]; y el cuarto era semejante a un águila en pleno vuelo [Juan].” A los extremos se encuentra una serie de ángeles que cargan los símbolos de la pasión (la cruz, la corona de espinas y la lanza). Arriba de estos, todavía en el tímpano, está el pueblo redimido; es decir, los que se salvarán. “Rodeando el trono, vi un arco iris”, en la arquivolta, “donde estaban sentados veinticuatro Ancianos, con túnicas blancas y coronas de oro en la cabeza.” Cada uno afina un instrumento -los dos del centro sobre Cristo sujetan un organistrum, uno de tres cuerdas que alude a la Trinidad- y se prepara para cantarle: “Tú eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder. Porque has creado todas las cosas: ellas existen y fueron creadas por tu voluntad” (Ap. 4). Mediante la escala jerárquica; es decir, el tamaño de cada figura, podemos identificar la importancia del personaje. Así Jesús es el más grande, seguido de los evangelistas y los ángeles, luego los ancianos y finalmente el pueblo de Dios. Para terminar del lazo izquierdo tenemos en el arco el limbo y en las jambas a los profetas y del derecho al juicio final y los Apóstoles.



Esta es una obra de arte abrumadora, absolutamente llena de forma y significado. Es una obra educativa para una mayoría todavía analfabeta y al igual que en el prerrománico, busca infundir el “temor” de Dios. Como dice Castiñeiras (2020), entre el Obispo y el Maestro buscan darle al peregrino una mayor “interacción” con Santiago, aquel a quien van a pedir interceder por ellos para ganar la vida eterna. Pero esta obra también marca un punto de quiebre respecto del artista, que dejará de ser anónimo, ganará protagonismo y eventualmente el prestigio de ser reconocido como un intelectual. En ese sentido, el maestro Mateo se apoya en el profeta Jeremías y aclarando que “¡obra de artesanos es todo eso!” (Jer. 10, 9) se representa arrodillado ante Dios en la base del parteluz; como buscando su justo reconocimiento, pero sin perder un ápice de humildad.




Para mayor información visita la página oficial de la Catedral de Santiago de Compostela 👇

http://catedraldesantiago.es/portico-de-la-gloria/

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